La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) recortó su previsión para la expansión del Producto Interno Bruto (PIB) chileno a 1,4% para 2022 y a 0,1% para 2023, en medio de los golpes derivados de la invasión de Rusia a Ucrania, en su informe Perspectivas Económicas presentado en París, Francia.
Este ajuste, a fines de 2021 las cifras proyectadas eran de 3,5% y de 2% en cada caso, respondería al retiro de estímulos fiscales, el descenso de los salarios reales como consecuencia de la alta inflación y a una política monetaria más restrictiva.
Además, OCDE apuntó a que Chile enfrentará un freno en la inversión, la que será más débil frente a mayores tasas de interés y la incertidumbre interna por la nueva Constitución.
Este panorama se complementa con el anunciado por el Banco Central en su Informe de Política Monetaria (IPoM), que contempla que la formación bruta de capital fijo tuvo una caída este y el próximo año.
Paula Garda, la economista para Chile de la OCDE, señaló: «La débil inversión de las empresas se da en este escenario de normalización de la economía local -después de un período expansivo en 2021 de un salto de 12% del PIB-, en conjunto al endurecimiento por parte del Banco Central de la política monetaria».
«Pero también porque hay cierta incertidumbre en torno a la nueva Constitución. Ya no en los nuevos contenidos que se saben, sino a cómo se van a aplicar los diferentes cambios o no, más allá del referéndum del 4 de septiembre». agregó durante una conferencia de prensa.
El contexto internacional tampoco pareciera que ayudará, ya que la OCDE prevé que la economía global crecerá 3% en 2022 -a diferencia del 4,5% previsto en diciembre- y 2,75% en 2023.
Lo que se viene
Acerca al Índice de Precios al Consumidor (IPC), el organismo estimó que llegaría este año hasta 9% y tendría una moderación en 2023 a 5,2%, debido al impacto en los precios del petróleo del embargo de la Unión Europea (UE) a Rusia.
En consonancia, la OCDE consideró que la política monetaria será «más restrictiva» y la tasa de interés «llegaría a 9,4%, para luego mantenerse estable hasta finales de 2023».
Según la entidad, el Banco Central «debería seguir endureciendo la política monetaria para garantizar que la inflación vuelva al objetivo del 3%, aunque sea a un ritmo más lento por la desaceleración de la economía».
La OCDE, en relación al panorama fiscal, opinó que el Gobierno «apostó acertadamente por una ambiciosa consolidación fiscal, eliminando de a poco las medidas de estímulo fiscal durante la pandemia».
También destacó los planes de reducir el déficit estructural del sector público del 11% del PIB en 2021 al 3,3% durante 2022 y en un 0,75% a 2026. «Esto permitiría estabilizar la deuda pública en torno al 44% del Producto», subrayó el organismo.
Chile necesita una reforma fiscal
No obstante, la OCDE advirtió en la nota sobre Chile que el país «necesita una reforma fiscal que corrija los problemas de ingresos públicos estructuralmente bajos y limitada progresividad de los impuestos para poder dar respuesta a las urgentes necesidades sociales y de infraestructura».
Además, el organismo indicó que es «necesario un apoyo fiscal específico y temporal para los hogares más vulnerables, en el contexto de una recuperación del empleo rezagada y un constante aumento de los precios de alimentos y energía».
El reporte apuntó a «cambios repentinos en la confianza de los mercados financieros mundiales susceptibles de aumentar los costos de financiamiento, ampliar el déficit por cuenta corriente y debilitar aún más la moneda nacional», entre los riesgos a la baja.
En este escenario, la inflación podría aumentar «si se prolongan las alzas en energía y alimentos», mientras que una desaceleración más pronunciada en China -el principal socio comercial de Chile- «perjudicaría la inversión y el crecimiento».
La OCDE sostuvo que un crecimiento solo se daría por «un aumento sostenido de los precios del cobre y una resolución más rápida de los cuellos de botella de las cadenas de suministro mundiales».
Por último, el organismo enfatizó «la importancia de mayores inversiones en energías renovables y acelerar el abandono de las plantas a carbón para reducir la dependencia y los costos energéticos», concluyó.